martes, 28 de abril de 2015

Alimentación

Se suele alimentar al perro como si fuese un omnívoro, deduciéndose por ello que la mejor alimentación es la que fabrica la industria que procesa los desechos del proceso productivo de otras fábricas. En otras palabras: la comida seca o pienso canino. Dicho alimento se encuentra en una diversidad muy amplia de marcas y etapas que afirman favorece el correcto desarrollo canino.

Cuando se cambia de marca comercial, o tipo de alimentación, será de forma progresiva, evitando hacerlo de forma abrupta; los alimentos nuevos deben introducirse gradualmente en un plazo de por lo menos 7 a 10 días, al cambiar la dieta, es conveniente ofrecer una cantidad menor del nuevo alimento ya que al sobrepasarse se pueden iniciar una serie de trastornos gastrointestinales, o también el rechazo de la nueva dieta.Sin embargo, también existe una tendencia dentro de los fabricantes de comida procesada de eliminar por completo los cereales y granos de sus formulaciones, produciendo piensos secos caninos basados mayoritariamente en porcentajes altos de proteína de origen animal. Otras tendencias buscan a alimentar a los perros con comida cruda —mayoritariamente carne—, intentando imitar a la alimentación natural de los cánidos no-domesticados.
Un buen indicador de que el perro tiene una buena digestión y excelente absorción de nutrientes son las heces pequeñas, firmes y oscuras, en cambio los volúmenes grandes de heces pálidas indican una absorción medianamente óptima. Un perro sano y bien alimentado, mantendrá un peso regular, pelaje brillante, y una actitud y actividad general dinámicas.
Alimentos no recomendados para los perros
  • Leche: algunos perros, como algunas personas, presentan intolerancia a la lactosa. Es por ello que debe dárseles con precaución, y, a la primera reacción adversa —vómitos, diarrea— suspenderla de inmediato
  • Chocolate: contiene una sustancia llamada teobromina que causa intoxicación en el organismo del perro y puede ser fatal en grandes dosis.
  • Golosinas: tales como frituras, caramelos, galletas; tienden a formar sarro en la dentadura del perro. Además los azúcares les hacen propensos a la diabetes. Existen golosinas especiales para ellos que incluso protegen de la formación de sarro.
  • Huesos cocidos: en especial los de pollo. Al ser triturados por la mandíbula del perro pueden formar esquirlas con puntas muy agudas, las cuales fácilmente pueden perforar el esófago, intestino o recto provocando hemorragias internas, infección y consecuentemente mucho dolor.
  • Alimentos o desperdicios caseros: se deben evitar los alimentos muy condimentados, ya que los perros son especialmente sensibles a la sal, pimienta y chile. De igual forma se deben evitar los alimentos con exceso de grasa. Los desperdicios o restos de alimentos, normalmente poco frescos deben ser eliminados. No se debe permitir que coman restos hallados en la calle, pues podría sufrir una gastroenteritis infecciosa.
  • Tomate: puede afectar el sistema digestivo del perro, por lo que no es recomendable

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